Windows 10 nos permite usar nuestra interface WiFi como punto de acceso y automáticamente configura todo lo necesario para que de forma sencilla podamos compartir Internet. Pero prácticamente no permite personalizar ninguna de sus configuraciones y además nos limita a un máximo de 8 dispositivos conectados de forma concurrente.
La Raspberry PI W es un equipo que cuesta alrededor de 10€ y que además es muy pequeño y pesa poquísimo. Es decir que lo podemos llevar encima.
Al disponer de un puerto micro-USB OTG (On-The-Go) podemos hacer que este se comporte como una tarjeta de red USB y al conectarlo a nuestra máquina Windows 10 esta lo va a percibir como una interface más del sistema.
Además dispone de conectividad WiFi y podemos configurarla para que se comporte como un punto de acceso para que enrute el tráfico a través de la máquina Windows que tiene conectada a Internet.
El escenario quedaría algo así:
apt update
apt install hostapd iptables-persistent tcpdump tcpflow mtr
Añadir al final del fichero:
dtoverlay=dwc2